Todos somos conocedores de la existencia de los sistemas de control de velocidad que se encuentran situados y repartidos en cualquier tramo de toda la red de carreteras españolas, pero muy pocos se paran a pensar cómo estas cámaras pueden llegar a detectar y reconocer las matrículas de nuestros vehículos. Existen por lo tanto multitud de factores que deben cumplirse antes de que nos llegue una notificación de exceso de velocidad a nuestras manos.
Estas notificaciones son generadas a través de cámaras o lo que hoy en día se conoce como sistema ANPR, Automatic Number Plate Recognition, o ALPR, Automatic License Plate Recognition. Este tipo de dispositivos pueden ser fijos o incluso móviles para poder adaptarlos a un coche de policía, por lo que resulta casi misión imposible librarse de su capacidad de obturación 1/10.000, lo que se traduce a que únicamente necesitan la friolera cifra de una diezmilésima de segundo para capturar una matrícula en una imagen totalmente nítida.
Cúal es el proceso del reconocimiento de matrículas
Como todos los procesos en el que la inteligencia artificial es partícipe, se deben cumplir una serie de pasos para que estas cámaras sean capaces de descifrar y detectar las matrículas de los vehículos, además de contar incluso con multitud de factores como el caos de situaciones meteorológicas que pueden llegar a dificultar esta tarea.
El primero de los pasos es dotar a estos sistemas tecnológicos de un aprendizaje automático, este permitirá diferenciar concretamente las matrículas de los vehículos de otros aspectos del entorno que pueden ser captados, como las señales de tráfico. Además, también se le debe dotar del sistema OCR, capaz de identificar y reconocer las letras y números de las matrículas.
Tras este primer paso, y una vez que la cámara ha detectado todos los caracteres de la matrícula, llega el turno de la base de datos, donde se podrán identificar toda la información perteneciente al vehículo que ha desarrollado la infracción, desde el modelo de coche hasta el nombre y datos del propietario.
Estas cámaras son empleadas actualmente en multitud de tareas, como la persecución de criminales, tareas de vigilancia que involucren a vehículos, como el control del paso de estos por los peajes o incluso el acceso a aparcamientos restringidos. Además, cabe destacar que España concretamente se ha empezado a emplear este tipo de cámaras ANPR en la detección del uso del cinturón de seguridad en los vehículos.
Historia de la detección automática de matrículas
Todo se remonta al año 1976, cuando se creó el una de las primeras tecnologías destinadas al reconocimiento de matrículas. Este sistema fue creado por la División de Mejora Científica de la Policía británica, pero no fue concretamente hasta la década de los 90, cuando se realizaron ciertas mejoras en el software y el valor del hardware disminuyó. Además, fue en el año 2005 cuando realmente las cámaras ANPR permitieron por primera vez detectar rostros faciales de sospechosos por asesinato para proceder después a su detención.
Anécdotas de lo más variopintas
Debido a la gran aceptación, inclusión y control exhaustivo que llegan a realizar estos dispositivos sobre nosotros en la actualidad, surgen multitud de opiniones a favor y en contra de estos sistemas. Algunas personas piensan que esta tecnología está sobrepasando ciertos límites, dado que incluso puede llegar a conocer nuestra localización o rutinas, provocando de esta forma un despojo de la privacidad del ciudadano.
Una de las caras feas es que ya se han logrado encontrar dispositivos ANPR a la venta en internet. Concretamente el medio online Techcrunch encontró en 2018 la friolera de más de 150 cámaras empleadas por policías estatales de California y Washington. Además, si este tipo de dispositivos recae en manos de la persona equivocada pueden ser utilizados para situaciones que no cumplen las funciones reales para las que han sido creados.
Por todo esto se han propiciado algunas situaciones curiosas por algún que otro activista, con la clara intención de burlar o esquivar el sistema. Una de estas situaciones estuvo protagonizada por la diseñadora Kate Rose, la cual presentó su nueva colección ‘hacktivista’ en la convención de seguridad DefCon realizada en las vegas. La curiosidad de esta protesta, fue que las prendas estaban realizadas con diseños de matrículas, por lo que aprovechando las deficiencias de la Inteligencia Artificial podía hacer creer que los propios ciudadanos se habían convertido en vehículos.